Ante todo no alarmarse, la cata del café debe ser algo interesante y ameno, un momento de degustación donde reflexionar y dar cada uno nuestras opiniones sobre las sensaciones percibidas.
Tenemos que tener en cuenta que las descripciones comerciales la mayoría de las veces solo buscan vender su producto diferenciándose de los demás en muchas ocasiones con unas descripciones grandilocuentes.
Lo primeros que tenemos que aprender es a distinguir los diferentes tostados, para seguir a continuación intentando descubrir las notas características de cada café y las diferencias del mismo por país o región de origen.
Los catadores profesionales usan unos métodos rigurosos a la hora de cumplir con su función, pero para una cata informa no existen unos criterios fijos a seguir, lo que si es aconsejable es que siempre lo hagamos usando la misma metodología para poder sacar nuestras propias conclusiones y poder comparar un café con otro.
Otras cosas que debemos tener en cuenta es que debemos empezar la cata con la mente y los sentidos despejados, por ejemplo, si nos encontramos acatarrados poco valor va a tener nuestra percepción en la cata puesto que no disponemos de nuestros sentidos al 100%. Otro punto a tener en cuenta es que las catas suelen ser sociales y que los comentarios del resto de personas presentes pueden influir en nuestra cata y al mismo tiempo nos pueden ayudar a descubrir y rastrear detalles que posiblemente nos pasen desapercibidos. Es recomendable que durante la cata llevemos un registro en el que poder ir dejando constancia de nuestras impresiones sensoriales a fin de poder realizar una comparación final entre los distintos cafés que hayamos catado.
Ya por último también debemos conocer que existen dos tipos de catas de café principales, la de café infusionado y la de café espresso. En la cata de café infusionado se suelen buscar las características especificas del grano y en la de café espresso también evaluamos la elaboración de la bebida. Para la cata del café infusionado se suele echar agua casi hirviendo sobre el café en una proporción de unos 8 a 10 gramos de grano fresco y recién molido para unas taza pequeña, el café inicialmente se mantendrá a flote procediendo a hundirse de forma gradual. Pasados unos tres o cuatro minutos el café estará listo para su cata para lo que se remueve y se quita el poco café que aún se mantenga en la superficie. Para este tipo de cata se recomienda usar una cucharilla lo más plana posible y aspirar prácticamente la bebida para que nuestros sentidos se empapen de las características de la misma. Como lo que estamos intentando es apreciar las características del café no debemos endulzarlo para realizar la cata.
Las primeras veces no es recomendable catar mas de dos cafés para poder apreciar las características de cada uno y las diferencias entre ellos. Con la práctica se iré educando el paladar y podremos apreciar las sutilezas de cada café con más facilidad.